Más de 650 senderista caminan hasta el Cejo de los Enamorados con los Juegos Deportivos del Guadalentín

La tradicional prueba senderista de las olimpiadas lorquinas ofreció un recorrido circular que atravesaba el cauce del río, La Quintilla, el Cejo y su sendero hasta llegar a Los Pilones

Cuando se piensa en los Juegos Deportivos del Guadalentín hay unas cuantas actividades que de manera instantánea se nos vienen a la cabeza. Y una de ellas es la Ruta Senderista al Cejo que cada año congrega a centenares de aficionados al senderismo para caminar juntos hacia uno de los lugares más hermosos del bello paisaje natural de Lorca.

Este domingo llegó la cita tan esperada dentro de la agenda de los 40 Juegos Deportivos del Guadalentín que ofrece un recorrido singular hacia el Cejo de los Enamorados, en grupo y a un ritmo moderado para que todo el mundo pueda disfrutar de la ruta y tomar buena nota para repetirla cuando quiera. Hay que recordar que el trayecto propuesto por las olimpiadas lorquinas no es el que tradicionalmente frecuentan los deportistas lorquinos amantes de la naturaleza con salida y llegada desde Los Pilones. Para evitar la incomodidad de un grupo tan numeroso cruzándose, la cita de los Juegos transcurre por un itinerario circular que recorre lugares destacados tanto de la naturaleza como de la historia de este municipio.

La actividad, organizada por la Concejalía de Deportes y el Club Senderista La Carrasca, reunió en la mañana del domingo a 654 senderistas que se dieron cita en La Merced para tomar parte en la ruta. A las 9.30 partió el grupo que tomó la ribera para adentrarse en el cauce del Guadalentín. Más adelante se cruzaba la carretera de La Parroquia, desde donde se comenzaba a ascender recorriendo, entre otros parajes, el de La Quintilla, asentamiento de la época del imperio romano. Culminado el ascenso en el Cejo de los Enamorados, y tras beber de su fuente y recuperar fuerzas, se emprendió el camino de regreso a través del sendero tradicional, recorriendo miradores y estrechos puentes, además de las escaleras que marcarían los últimos metros de la prueba. Llegados a Los Pilones se disolvió la marcha, volviendo cada uno a casa por el camino que mejor le viniera tras haber recorrido hasta allí, junto a la subida hacia el Castillo, unos 12 kilómetros.

Fue por tanto una completa mañana de ejercicio a través de un pulmón verde de enorme valor que además se encuentra a apenas unos minutos del centro de Lorca, lo que supone un privilegio enorme para todos sus vecinos.

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