Más de 500 personas participan en Las Terreras y Zúñiga en la Travesía de Montaña más numerosa de la historia de los Juegos

Podrían decirse muchas cosas de la Travesía de Montaña de los Juegos Deportivos del Guadalentín que se celebró durante la noche y la madrugada de sábado y domingo; podríamos decir, por ejemplo, que era la trigésimo segunda, tantas como Juegos Deportivos se han celebrado; podríamos describir el paisaje natural que envolvió la prueba; podríamos destacar el buen ambiente que se respiraba en esta cita. Pero si hay algo que destacó en esta edición de la Travesía fue su cifra de participantes: más de 500 personas se echaron al monte para disfrutar de la prueba más sui generis de los Juegos.

Tras visitar durante 2.009 la pedanía de Morata, la Travesía viajó en esta ocasión hasta las tierras del norte de Lorca, concretamente hasta Las Terreras y Zúñiga, poblaciones destacadas por su amplio paisaje natural. El campo de fútbol de Las Terreras fue el punto de partida de la Travesía familiar, de 5´5 kilómetros, y de la Corta, de 16 kilómetros. Desde Zuñiga partió la Travesía Larga, de 21 kilómetros, confluyendo las tres pruebas en su llegada al campo de fútbol de Las Terreras.

En este marco natural, las decenas de equipos, de 3 y 4 participantes, recorrieron paisajes tan espectaculares como el Barranco de La Hoz o la falda sur de la Sierra del Madroño, hogar de espectaculares pinos centenarios que fueron testigos del caminar de los participantes entre aromas de romero.

Equipos de los de toda la vida, caras nuevas y familias enteras se echaron al monte en esta prueba tan encantadora como especial. Y es que en la Travesía de Montaña no gana quien llega primero a la meta o realiza el recorrido a mayor velocidad, sino quien demuestra una mayor precisión a la hora de recorrer cada tramo, intentando mantener un ritmo uniforme. Para ello los participantes deben ajustar su ritmo de marcha a las características del terreno calculando con exactitud sobre el mapa la distancia que se debe recorrer, la dificultad del trayecto y el ritmo al que se debe caminar.

Como no podía ser de otra forma en esta prueba emblemática, tras el esfuerzo de la travesía los equipos recibieron a su llegada al campamento unas migas y un chocolate caliente que paliaron el cansancio y dieron ánimos a los cientos de participantes para compartir las anécdotas vividas durante el recorrido, charlando animadamente a las puertas de las tiendas de campaña antes de coger el sueño.

Con la salida del sol, y de nuevo en pie, todos los equipos disfrutaron de un almuerzo y de la entrega de premios, que coronó a los equipos más certeros en cada categoría, y que fue el colofón a una prueba deportiva que fue también convivencia, lugar donde hacer amigos y el mejor atlas para conocer los rincones más hermosos de nuestro amplísimo término municipal.

Este sitio web utiliza cookies para facilitar y mejorar la navegación. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso. POLITICA DE COOKIES