Lorca, 6 ene (EFE).- Un estudio realizado por la historiadora María Luján y el documentalista Tomás García defiende el valor etnográfico de las casas rurales de Lorca, para las que fija una tipología compuesta por ocho variedades básicas y una carta de colores en los que predomina el almagra, el añil, el ocre y el blanco de mortero y cal.
El informe, de 41 páginas, acaba de ser publicado en la revista "Alberca", que edita la asociación Amigos del Museo Arqueológico, y expone que la casa popular de Lorca "es uno de los elementos menos estudiados del patrimonio etnográfico local".
En el mismo, los autores estudian los prototipos constructivos de las casas basándose en datos de estudios de campo, las partes de la vivienda, los materiales y elementos interiores y exteriores en edificaciones construidas con anterioridad a los años 60 del sigo XX.
Como característica invariable destaca que la puerta principal da acceso a la habitación más importante de la casa, que se encuentra orientada al mediodía, y que frente a la puerta se instala una leja o balda de yeso, al este una chimenea, que hace de cocina, además de dos habitaciones situadas en la zona norte.
Las casas de la Lorca rural orientan su fachada principal al sur y destinan los dormitorios a la zona norte, menos iluminada, y entre sus características se encuentran las dependencias llamadas "cámaras", situadas en las plantas superiores para el secado de los embutidos procedentes de la matanza.
Entre los distintos prototipos destaca, por su singularidad, el de las casas cueva, expresión de adaptación al medio natural, fabricadas mediante una horadación de la roca, que en el caso de Lorca fueron usadas por pastores y que se concentran en las pedanías de Avilés y Culebrina en estado de abandono. EFE