Es una bocanada de aire fresco para los ciudadanos ver que un político lorquino alza la voz por el bien de sus conciudadanos y supera la sumisión partidista impuesta por Valcárcel para tapar sus fechorías, algo imperdonable por el aparato duro del partido que inmediatamente le dedica una reprimenda y le obliga a retractarse y a que recupere las consignas de partido, que tiene entre otras exigencias, defender lo indefendible y si es posible hacer la pelota al jefe.
Una acción, la primera, que honra a D. Francisco García por decir públicamente lo que piensan él y muchos de sus compañeros del Partido Popular lorquino, acerca del trato humillante que Valcárcel está dedicando a Lorca.
Otra acción, la segunda, deja al Concejal portavoz municipal humillado ante los ciudadanos por el tirón de orejas caciquil de su partido, que le deja claro que primero es el partido y sus intereses y después los lorquinos.
La actitud del Sr Francisco García contrasta mucho con el silencio cómplice del que es su jefe y nuestro Alcalde, Sr. Francisco Jódar, que como todos sabemos es una buena persona pero un malísimo defensor de los intereses de sus ciudadanos, los que, por otra parte, le hemos votado mayoritariamente para que nos represente y es el más ofendido por la franqueza y valentía de su concejal, algo que a él también le pide el cuerpo y por miedo al sillón no se atreve a decir.
El Alcalde olvida que Valcárcel no es de los suyos, de los suyos somos los lorquinos y nosotros seremos los que dentro de unos años, cuando los focos se apaguen, nos cruzaremos con él por nuestras calles y le recordaremos por sus acciones. Para entonces ya Valcárcel le habrá dejado tirado, porque, al contrario de lo que piensa el Sr. Jódar, esa clase de políticos son muy poderosos con el débil y muy tiernos con los fuertes, como demuestra la dureza con los obreros (reforma laboral) y la ternura que les aplica a los poderosos (los bancos).
Pero hoy hay que dar una oportunidad a la esperanza, que el ejemplo del Sr. Francisco García sea secundado por el resto del equipo de gobierno. Es lo que le reclaman sus ciudadanos y una oportunidad que no deben dejar pasar, aunque hay que entender que ser libre e independiente resulta demasiado caro y es mucho más rentable taparse la nariz y seguir adelante.