El nuevo doctor por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) José Luis Ródenas Quiñonero ha analizado con diferentes metodologías el riesgo sísmico de 364 edificaciones lorquinas, elegidas como muestra homogénea de un total de 1.050 inmuebles dañados, hasta conseguir el índice de vulnerabilidad que más se aproxima a los daños reales observados tras el terremoto de 2011.
El nuevo método propuesto para edificios de hormigón armado introduce como variables clave el nivel del código sísmico con el que se construyeron los inmuebles, su número de plantas y la existencia o no de una junta sísmica entre edificios adyacentes, según explican los directores de la tesis, Antonio Tomás Espín y Salvador García-Ayllón, profesores del departamento de Ingeniería Civil de la UPCT.
La antigüedad de los edificios demostró en el sismo lorquino ser una variable fundamental, pues el 54,3% de los inmuebles construidos antes de 1963 registró un daño alto frente al 7,4% seriamente dañado entre los bloques de viviendas posteriores a 1995, según recoge la tesis, “la primera que implementa de forma generalizada la base de datos disponible de los daños del terremoto de Lorca”, resalta Tomás Espín, investigador responsable del grupo de investigación Structural Engineering and Technology (STRENGTH).
Ródenas Quiñonero ha georreferenciado sobre el mapa de Lorca los diferentes niveles de vulnerabilidad de cientos de edificios para definir posibles escenarios de daño utilizado Sistemas de Información Geográfica y así poder “planificar y gestionar de forma pormenorizada y preventiva las actuaciones en caso de emergencia sísmica”, argumenta.
“Aspectos como la identificación de las áreas más vulnerables, donde concentrar los recursos en las primeras horas tras el terremoto, la selección de la ubicación más recomendada para los campamentos base y de acogida de la población civil, o las rutas de evacuación y comunicación más seguras, pueden ser evaluados de modo exhaustivo mediante la aplicación de estos métodos”, desgrana el investigador.
Según la nueva metodología propuesta por el autor, los barrios con edificaciones con mayor riesgo eran La Viña y Cristo-Rey, justamente de los más afectados por los temblores. El mapa de riesgo de las edificaciones puede combinarse con estudios de microzonificación, como el realizado por investigadores de la UPCT para el Ayuntamiento de Lorca. La mera observación de los datos sobre el mapa explica que la barriada de San Fernando, con inmuebles vulnerables y suelos blandos, tuviera que ser demolida tras el terremoto.