Fulgencio Gil: "la reparación del patrimonio monumental, por encima de cifras y datos, constituye un hito de superación que quedará marcado en la historia de Lorca"

El Alcalde destaca que algunos nos pidieron que cerráramos las puertas de los monumentos para que se derrumbaran hacia dentro, pero nosotros apostamos por volver a poner en pie nuestro patrimonio y contribuir a cerrar la herida de los terremotos.

El Alcalde de Lorca, Fulgencio Gil, ha afirmado que son muchos los análisis que se han efectuado sobre las consecuencias infligidas por los seísmos de mayo de 2011 en la ciudad de Lorca. Se han valorado los daños sufridos por el parque inmobiliario, cuantificándolos en cifras (más de un millar de viviendas demolidas) o en guarismos económicos. Se ha hablado de licencias de demolición o de arreglos, de pagos de indemnizaciones por el Consorcio de Compensación de Seguros o de ayudas por parte de las administraciones.

Hemos asistido a la elaboración de estadísticas sobre expedientes, a cómputos presupuestarios de millones de euros de inversión pública, análisis sobre mejoras constructivas o al balance temporal, año a año, de la recuperación y cómo se estaba avanzando.

Este proceso se ha dado también en cuanto al área patrimonial. Decenas de monumentos de un enorme valor cultural absolutamente destrozados a consecuencia de los seísmos. Un Plan Director como herramienta imprescindible para la recuperación. Dotaciones, ayudas, proyectos, partidas económicas, complicaciones, mejoras y, al final, reinauguraciones, aperturas de puertas, vuelta a la normalidad. Sin embargo, en demasiadas ocasiones el mar de cifras es demasiado frío y nos lleva a perdernos en números, sin atender a lo más importante: las sensaciones.

¿Puede acaso un parte de daños reflejar lo que sintió un cofrade azul cuando vio la torre de San Francisco a punto de crujir y caer? ¿Puede un informe técnico transmitir lo que el blanco sentía cuando veía el interior de la Capilla del Rosario tomado por los armazones de metal? ¿Puede una ficha arquitectónica contar cómo el corazón de cada lorquino latía apresurado al ver el cielo desde el interior de la iglesia de Santiago? ¿Puede un presupuesto transmitir la desazón ante este mismo Teatro vacío, cerrado y herido? Todos sabemos cuál es la respuesta. "Cierren las puertas de las iglesias para que caigan hacia dentro" llegaron a decirnos como medida de emergencia.

El patrimonio cultural no es solo piedra y lienzo, mármol y pintura. El patrimonio es nuestra más valiosa herencia por cuanto las generaciones que nos precedieron lo crearon y conservaron para nuestro disfrute y el de los que vendrán. El patrimonio es un diálogo entre el ayer y el hoy. El patrimonio es la forja de nuestras conciencias, nos enseña acerca del arte y, con él, la sensibilidad, la belleza, el sentimiento, la capacidad de transmitir. Pero también es, de manera innegable, un contrato que firmamos con las generaciones venideras.

Por ello cuando hablamos de la recuperación patrimonial de Lorca tras la catástrofe, y aunque reconozcamos que es un proceso de éxito único a nivel mundial, tampoco podemos excedernos en los halagos. Porque era lo que teníamos que hacer, lo que nos correspondía; ni más ni menos. El resto de opciones no estaban contempladas.

Me pregunto yo, y os pregunto: ¿cómo le hubiéramos dicho a un lorquino de dentro de un siglo que había un castillo medieval, pero que sus torres y murallas habían sido doblegadas y no se habían recuperado? ¿Cómo le explicaríamos al visitante del mañana que San Patricio fue una colegiata monumental si la hubiéramos dejado caer? ¿Cómo hablar de la muralla de la ciudad si esta hubiera quedado vencida, oculta bajo la maleza que el tiempo siempre trae?

Lorca es un ejemplo, sí. Hemos aprendido mucho por el camino y no podemos permitir que esa experiencia caiga en saco roto. Hoy sabemos mucho más sobre cómo actuar ante una emergencia de lo que sabíamos en la mañana del 11 de mayo de 2011, antes de que todo sucediera.

Analizar las actuaciones, elaborar protocolos, mejorar la gestión de la emergencia, depurar la coordinación u optimizar los códigos constructivos son lecciones que Lorca ha enseñado al mundo y que tenemos que conocer y exportar. Porque las catástrofes naturales, desgraciadamente, seguirán sucediendo. Pero no podremos decir que no sabíamos cómo había que actuar.

Ahí reivindico la importancia del proceso protagonizado por Lorca que es hoy un ejemplo histórico sobre emergencias y recuperación y que tiene que ser el camino a seguir.

También somos ese ejemplo en cuanto al plano patrimonial. Pero como he dicho al principio, los datos y cifras son fríos. Por eso quiero animarles a que intenten contemplar el proceso desde los ojos de un lorquino. Que analicen cada grieta que los terremotos produjeron en el patrimonio con la mirada de un vecino; que les duela, que les turbe, que le provoque la desesperanza que a nosotros nos provocó.

Porque solo así podremos valorar en su justa magnitud el proceso experimentado durante estos siete años. Solo saliendo de la frialdad de la teoría, solo pisando la calle, la iglesia, la casa o el museo podremos valorar realmente lo que ha supuesto este proceso único que ha hecho de Lorca una referencia.

Estas declaraciones han sido realizadas por el Primer Edil en el acto de inauguración del Congreso Internacional sobre catástrofes naturales y patrimonio que se está celebrando desde hoy y hasta el próximo viernes en el Teatro Guerra, situando el ejemplo de nuestra ciudad como referencia a seguir. Un acto que ha contado con la presencia de la consejera de Cultura del Gobierno Regional, Miriam Guardiola.

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