Según los datos hechos públicos recientemente por el Ayuntamiento de la Ciudad del Sol, apenas 3 de cada 4 habitantes de Lorca son españoles. Estos datos, que se refieren al 1 de febrero de 2019, es decir, hace un año, es muy probable que sean aún más dramáticos en la actualidad.
A demás, estas cifras no incluyen a los inmigrantes a los que se ha regalado la nacionalidad española, ni a inmigrantes ilegales, que no computan, lo cual hace que la proporción de españoles en Lorca sea aún menor. Todo esto, unido a las políticas antinatalistas promocionadas desde el poder, y al efecto llamada para más y más inmigrantes propiciado también desde las instituciones del sistema, hace temer que en no muchos años los lorquinos se habrán extinguidos, sustituidos por inmigrantes musulmanes del norte de África.
Según datos del INE la edad media de los españoles residentes en Lorca es más de 9 años superior a la de los inmigrantes, lo que supone que la sustitución de lorquinos por inmigrantes no se va a producir sólo por la llegada de nuevos extranjeros, sino también por la alta tasa de nacimientos entre éstos y por el envejecimiento de la población originaria de la ciudad.
Es un hecho que el deseo de integración de los inmigrantes, en especial los musulmanes, que son la inmensa mayoría de éstos, es nulo. Prueba de ello es la degradación que sufren aquellos barrios en los que éstos se concentran y en los que los españoles son cada vez más escasos, en los que la vida se les hace casi imposible y en los que han pasado a convertirse en extranjeros en su propia ciudad.
También es un hecho que el deseo de esta comunidad de respetar y cumplir las leyes españolas no es precisamente muy grande. Por ejemplo, 5 de las 7 mezquitas que tiene Lorca, no tienen permiso de ningún tipo para estar abiertas, ni declaración responsable de apertura, ni licencia de actividad ni certificado del registro de actividades religiosas que exige el Ministerio de Justicia.
Así mismo, el número de delitos en Lorca no deja de crecer en paralelo al de su población extranjera. El número de robos con violencia en el último trimestre de 2019 fue de 51, más del doble que en el mismo trimestre de 2016, que fueron 25, mientras que en 2017 fueron en ese periodo 37.
Sin duda, el panorama a medio plazo es desolador, y el futuro de los lorquinos se antoja muy negro, y de seguir así las cosas, su extinción no estará muy lejana.
Sin embargo, los falangistas nos comprometemos a luchar en defensa de Lorca, de sus tradiciones, de su cultura, de sus ciudadanos, para que puedan vivir en libertad en su propia ciudad y no atemorizados por el crimen, intimidados por gentes extrañas y que rechazan nuestra forma de vida y pretenden imponer la suya, y contra una clase política que prefiere o mirar para otro lado, o directamente patrocinar este recambio poblacional desde el poder con subvenciones, ayudas y prebendas de las que nunca disfrutan los lorquinos.