El Paso Blanco aprobó anoche en su Junta Directiva la decisión de acometer el que será el proyecto más importante de las últimas décadas: realizar un segundo manto para su titular, la Santísima Virgen de la Amargura.

Este manto será un regalo para la Virgen de la Amargura y para todo el pueblo de Lorca. Según el presidente de la cofradía, Ramón Mateos, "se trata de un reto que sacará lo mejor de nosotros mismos, nos impulsará y nos ilusionará en este tiempo tan complicado que nos está tocando vivir".

La decisión de iniciar este gran proyecto ha sido muy meditada y tanto los mayordomos como las damas del Coro tienen la certeza de que éste es el momento ideal. Por una parte, el Paso Blanco cuenta actualmente con el mejor grupo de bordadoras que ha tenido nunca, manos llenas de experiencia y delicadeza que han demostrado en los últimos años las maravillas que pueden llegar a realizar. Además, próximamente se cumplirá el primer centenario del actual manto, diseñado por Emilio Felices y por José Cánovas. Este nuevo manto será un regalo de todos los blancos a la Virgen de la Amargura y una forma especial de conmemorar esta efeméride tan señalada.

"Se trata de un reto que transciende a cualquier junta directiva", comenta Ramón Mateos, que ha querido dejar claro que "no sabemos el tiempo que nos llevará completar este proyecto, lo que ahora hacemos es iniciarlo con muchísimo amor e ilusión".

Estamos ante una decisión histórica, por lo que la cofradía quiere hacer partícipes a todos los blancos desde el principio. Este manto se concibe como un regalo del pueblo blanco a la Virgen de la Amargura, a la que tanto hemos acudido durante estos complicados meses de pandemia.

"La situación actual recuerda mucho a la que se vivía en los años en que se bordó el manto de la Santísima Virgen de la Amargura", señala Mª del Carmen Gallego, presidenta del Coro de Damas. "En 1918 otra epidemia nos hizo acudir a Ella y refugiarnos en sus brazos de madre".

El actual manto de la Virgen se bordó entre los años 1915 y 1925 y se estrenó el Domingo de Resurrección de 1928. Está bordado sobre un gran raso de color azul con la famosa técnica de punto corto o punto español Felices, ya que su bordado comenzó de la mano del inmortal D. Emilio Felices, y fue terminado bajo la dirección artística de D. José Cánovas.

En el manto está representada la Santísima Trinidad: El sol simboliza la figura de Dios Padre; un ángel con grandes alas representa al Espíritu Santo; y en la escena central, el Santo Entierro de Cristo, inspirado en la pintura Il Trasporto de Cristo al Sepulcro, de Antonio Ciseri. Como si de un gran teatro se tratara, un gran celaje con ángeles y arcángeles envuelve todo el conjunto, destacando el Ángel de la Eucaristía de Tiépolo, que simboliza a la Iglesia.

Se trata del manto con la mayor superficie bordada de la Semana Santa de Lorca. Es imposible vislumbrar el raso original, ya que hasta la cenefa de cardinas que recorre todo el manto está bordada sedas y oro.