Los científicos afirman que la subsidencia se localiza principalmente al sur de la ciudad, y que resulta necesario para reducir su velocidad que no se extraiga del acuífero más agua de la que se renueva
Los científicos de la Unidad que el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) tiene en la Región de Murcia se han puesto en contacto con el Portavoz Municipal de IU, Pedro Sosa, para remitirle una "nota técnica" en la que aclaran todos y cada uno de los interrogantes sobre el fenómeno de la subsidencia en Lorca suscitados en una moción defendida por IU en el pasado Pleno municipal, que fue aprobada por todos los grupos políticos, salvo por VOX que votó en contra. Para la extrema derecha, sostiene Sosa, el interés de los "aguatenientes y piratas del agua" está muy por encima de Lorca, de su hundimiento y del interés general. Es así de triste.
Sosa recuerda que la moción traía causa de un estudio sobre subsidencia en el mundo, que varios científicos del IGME habían publicado en la prestigiosa revista "Science". En el mismo Lorca y la Cuenca del Guadalentín aparecen como las zonas de todo el continente europeo donde más acusadamente se registra este fenómeno. En ese estudio se afirma que la extracción de agua subterránea está hundiendo el suelo de Lorca a un ritmo de 10 centímetros por año.
IU argumentaba en su iniciativa que Lorca tiene una amplia, extensa y dilatada relación en el tiempo histórico con varios fenómenos naturales (terremotos e inundaciones fundamentalmente) en los que la acción humana ha podido contribuir a multiplicar los efectos devastadores de los mismos, y que sería poco aconsejable incrementar esa lista dando la espalda a las advertencias de los científicos en el tema que hoy nos ocupa. De ahí, recuerda Sosa, su intención de introducir este asunto en la agenda política local y regional.
El acuerdo aprobado por el Pleno consistía en que el Ayuntamiento de Lorca se dirigiría formalmente al IGME, para interesar su presencia en Lorca al objeto de ampliar la información sobre el fenómeno de la subsidencia en nuestra cuenca, su evolución y su alcance, urgiendo además a los expertos a que adelanten, hasta donde les sea posible, las medidas que desde el punto de visto científico serían aconsejables para minimizar, atenuar o reducir los efectos de la subsidencia.
Las dudas sobre el fenómeno de la subsidencia expresadas en la moción de IU y ahora contestadas por los geólogos del IGME eran las siguientes: 1) Oportunidad, viabilidad técnica y conveniencia de la recarga de acuíferos. 2) Necesidad de extremar el control de la extracción de agua en el acuífero y la persecución de los regadíos ilegales. 3) Conveniencia de redimensionar la extracción de agua en función del peligro de la subsidencia (para viviendas e infraestructuras) por zonas concretas. 4) Incidencia que debería tener la subsidencia en las normas de Ordenación del Territorio que afectan a Lorca y a su cuenca; en la normativa de construcción del planeamiento municipal; en los planes urbanísticos en general; en la clasificación urbanística de los suelos; en la planificación estratégica; en los planes de obras infraestructuras, etc.
En su nota técnica, los científicos del IGME en Murcia expresan que desde 1977 existen estudios en los que se constata que en el acuífero del Guadalentín sale más agua que la que entra, que 10 años después, en 1987, se declaró provisionalmente la "sobreexplotación" de este acuífero y que el descenso del nivel del agua ha generado la compactación del mismo, al perder la presión natural que ese elemento ejercía, siendo esta la causa de la subsidencia que es más acusada en una zona muy amplia situada al sur de la ciudad.
Muy resumidamente estos científicos sostienen que para que se reduzca (y finalmente cese) la subsidencia, es preciso que no se extraiga del acuífero más agua de la que entra. También afirman que, aunque la "recarga artificial" del acuífero podría contribuir a estabilizar las zonas más afectadas por la subsidencia, la CHS no tiene recursos asignados que posibiliten esta recarga. Los científicos apuestan por detectar toda extracción de agua no autorizada, implicando en ese control (adicional al de la CHS) a las comunidades de usuarios; expresan asimismo las dificultades de redimensionar por zonas la extracción de agua para frenar el fenómeno, pese a que si cuentan con un modelo que les permite simular hipótesis de distribución de las extracciones por el acuífero, y, por último recomiendan que los planes urbanísticos municipales tengan en cuenta los estudios ya realizados por el IGME y los que puedan desarrollarse en el futuro.