Sábado 17 de diciembre, 12 horas.
Plaza de España.
El pasado 23 de noviembre la lluvia nos obligó a aplazar este acto institucional con el que desde el Ayuntamiento de Lorca queremos realizar un sentido homenaje a todo lo ocurrido en esta ciudad desde el 11 de mayo.
Y quisimos que este homenaje fuera en el Día de San Clemente que es también el Día de Lorca, para que los premios que tradicionalmente se conceden en esta fecha fueran reunidos en un único gesto de agradecimiento y recuerdo a través de la placa que hoy descubrimos.
En el Día de San Clemente hemos hablado siempre de la historia de nuestra ciudad, de aquellos momentos que han marcado el transcurso de los siglos hasta converger en lo que hoy es Lorca. Desgraciadamente en este 2011 sabemos todos cuál ha sido el hecho que nos ha señalado y que será tristemente recordado por esta ciudad a través de los años.
Somos los testigos de lo que ha sucedido en la Ciudad del Sol desde que el suelo comenzara a temblar en la tarde del miércoles 11 de mayo. La fecha que, lo sabemos, nunca podremos olvidar y que desgraciadamente nos ha convertido en protagonistas de la historia de Lorca.
Rememorar aquel día supone volver a vivir los momentos de máximo terror, la incertidumbre, el no saber qué estaba pasando, ni por qué. Es recordar las noticias más tristes, los daños, las huidas y, sobre todo, el adiós de las 9 personas que se nos fueron aquel día y que nunca podremos olvidar.
Pero es también la crónica del trabajo efectuado por los cuerpos de seguridad y emergencias que se desvelaron por nuestra ciudad, sin saber de horarios ni de condiciones; de las manos se tendieron hacia Lorca desde tantos y tantos puntos; de las televisiones que comenzaron sus informativos hablando de nuestra catástrofe, entregándonos toda su solidaridad; del personal de emergencias, funcionarios, arquitectos, ingenieros, voluntarios, que recorrieron las calles haciendo lo indecible por ayudar a los lorquinos ante esta situación.
Desde entonces y hasta ahora, ¡tantas cosas han pasado en nuestra ciudad! Tantos sueños rotos en forma de derribos. Tantos planes quebrados por la desdicha. En estos siete meses la historia de Lorca ha sido la de la lucha de una ciudad por sobrevivir. Pero durante estos tiempos de dificultad hemos sido también partícipes de las mejores virtudes de los lorquinos y lorquinas y de quienes han querido estar con nosotros en los momentos más difíciles.
Hemos contemplado una ciudad volcada en su recuperación. Hemos visto a los vecinos desviviéndose por Lorca, tendiendo la mano a cuantas personas la necesitaban, haciendo posible que ningún lorquino, ninguno, estuviera solo en la dificultad. Y como hermanos más que como vecinos hemos puesto nuestro esfuerzo allá donde ha sido necesario.
En los momentos más difíciles hemos creído en esta ciudad de Lorca, y cada uno de sus ciudadanos hemos hecho lo que ha estado en nuestra mano por nuestros vecinos. Hemos conseguido dar pequeños pasos que nos conducen hacia la recuperación. Y hemos contando con la innegable solidaridad de personas, organismos, colectivos y empresas que han querido ayudarnos generosamente a que Lorca volviera a ser lo que todos queremos, y con quienes hemos adquirido una deuda de gratitud que nunca podremos satisfacer.
Pero han pasado más de 7 meses desde el momento de la tragedia y nos encontramos en un momento capital de la historia de nuestra ciudad. Los lorquinos de hoy somos los protagonistas de estos momentos, de estas fechas que siempre serán recordadas por la memoria colectiva. Pero ahora, y a diferencia de lo que sucedió durante el 11 de mayo, nos toca a nosotros elegir el papel que queremos asumir. Ahora somos los dueños de nuestro destino; las decisiones las tomamos nosotros.
Por eso, en este acto institucional, cuando descubrimos esta placa de homenaje, yo os quiero preguntar: ¿queremos ser recordados como la generación que sufrió los terremotos del 11 de mayo? ¿queremos que en el futuro se hable de nosotros como aquellos vecinos que se vieron arrasados por la naturaleza? ¿queremos que se nos recuerde cómo quienes fueron vencidos por la catástrofe?
¿O quizá por el contrario queremos ser quienes se levantaron de la tragedia?, ¿quienes creyeron en Lorca y volvieron a reconstruirla? ¿Quienes despertaron del dolor e hicieron posible que sobre Lorca volviera a salir el sol?
Ahora la decisión la tenemos delante de nosotros y tenemos que elegir qué camino vamos a recorrer durante los próximos meses y los próximos años. Os escucho, lorquinos y lorquinas. Decidme qué hacemos: ¿bajamos los brazos, nos rendimos, decimos adiós a todo lo que hemos conocido hasta la fecha? ¿O luchamos por nuestra ciudad, por lo que merecemos, y volvemos a construir Lorca?
Yo tengo claro qué es lo que tenemos que hacer. Siempre he estado convencido de que nos merecemos Lorca, habitar sus calles, llenarnos de su Historia. Es una herencia que hemos recibido de nuestros padres y abuelos y que hemos decidido mantener. Pero este es el momento de demostrar que realmente la merecemos, que estamos dispuestos a levantar esta ciudad milenaria, y con ella levantarnos también nosotros. Cada uno tenemos que hacer gala de nuestro compromiso más macizo, más fuerte y más heroico.
Ante una situación como la que vivimos, un dirigente tiene dos opciones. Situarse en frente de su pueblo y ser el muro al que se hay que oponer, o estar al frente, delante de sus vecinos, encabezando el deseo improrrogable de una ciudad que tiene que avanzar hacia su recuperación. Y desde esta Corporación Municipal, aún a pesar de nuestras distintas ideologías y creencias políticas, estamos dispuestos a darlo todo por la recuperación de Lorca.
Porque jamás le daremos la espalda ni a los problemas que atenazan a nuestra ciudad, ni mucho menos a los vecinos.
Prometemos que nos vamos a dejar la piel por Lorca; que no vamos a descansar ni un minuto, ni uno solo, hasta que esta ciudad vuelva a ser lo que se merece; que hoy nuestra única prioridad es Lorca y que estamos dispuestos a darlo todo por esta ciudad que queremos porque es la nuestra y es la vuestra. Desde esta Corporación Municipal vamos a seguir llamando a todas las puertas, a todas, haya quien haya detrás, sea del color político que sea, como siempre hemos hecho, para reivindicar y conseguir lo que Lorca se merece.
Como os digo hay una Corporación y un Alcalde dispuestos a darlo todo por Lorca. Pero nada conseguiremos sin los lorquinos. Hoy somos un pueblo herido, es cierto, pero ni somos ni seremos nunca un pueblo vencido. Necesitamos el orgullo lorquino para dar la cara por lo que más nos importa, apretar los dientes, y seguir avanzando.
Pero para ello necesitamos partir desde un unánime e inequívoco espíritu colectivo. Estos meses tan duros nos ha enseñado algo, lo más importante de todo: nos han demostrado que juntos somos mucho más fuertes. Los lorquinos separados somos un pequeño goteo que apenas llega a mojar; pero unidos somos un torrente de lluvia al que nadie puede contener ni callar. Habrá quien intente separarnos bajo la máxima de "divide y vencerás"; pero no tenemos que permitirlo, porque por ahí pasa el futuro de Lorca y de todos sus ciudadanos.
Ha llegado el momento de reconciliar el individualismo de cada lorquino con una idea de proyecto común, sumar voluntades por un mismo fin, por un único fin, por esta ciudad de Lorca. Agarrarnos fuerte de la mano y dar un paso, y otro, y otro más. De ello depende el futuro de esta tierra.
Sabemos cuáles son las prioridades:
La reconstrucción de cada uno de los hogares, lo primero, la gran prioridad.
La necesidad de recuperar el tejido económico, comercial, hostelero y empresarial lo segundo, para lo que es fundamental el arreglo de locales y la rehabilitación del patrimonio cultural que a tanta gente atrae.
La recuperación integral de los servicios que se ofrecen al ciudadano y que han sufrido las consecuencias de los seísmos lo tercero.
Y el avance conjunto del municipio hacia los objetivos marcados con anterioridad al 11 de mayo y que ahora se han tenido que postergar por motivos evidentes, es la cuarta prioridad.
Esta es la hoja de ruta básica que debemos seguir durante los próximos años para que Lorca vuelva a ser lo que tiene que ser, porque si queremos recuperarnos las personas que habitamos esta ciudad, solo podremos hacerlo recuperando primero Lorca.
Sé que a quien todo lo ha perdido es difícil decirle que tenemos esperanza. Sé que a quien está arrasado por el dolor es difícil mirarle a los ojos y decirle que hay motivos para volver a levantarnos.
Pero ni podemos ni debemos rendirnos; nada ganaremos con ello. Se lo debemos a Lorca, a nuestra historia y a todas las personas que a lo largo de los siglos han creído en esta ciudad y han luchado por ella. Ahora, os lo vuelvo a repetir, nos toca a nosotros ocupar ese lugar y demostrar de qué estamos hechos los lorquinos. Poco a poco, con calma pero sin ceder, exigiendo cuando sea necesario y negociando con sosiego cuando también lo sea, hablando, conversando y sobre todo unidos por el mismo fin que compartimos y que solo juntos podremos alcanzar.
Ahora, cuando descubrimos esta placa que es recuerdo a quienes se nos fueron el 11 de mayo y gratitud hacia quienes han creído en Lorca y han estado con nosotros desde aquel día, os conmino a que nos conjuremos por Lorca, por nuestra historia y por toda nuestra gente. A que demostremos que merecemos Lorca. Que ni nos rendimos ni nos olvidamos. Que Lorca está dispuesta a volverse a levantar y que si cuenta con el apoyo unánime de los lorquinos y las lorquinas nada ni nadie nos podrá detener.
Despido ya estas palabras y lo hago tomando la voz por Lorca para decir tres realidades esenciales que quieren ser la síntesis del acto institucional que nos reúne:
En primer lugar que Lorca mostrará siempre su gratitud hacia cuantas personas nos están ayudando en los momentos más difíciles.
En segundo lugar, que jamás olvidaremos a quienes se nos marcharon durante aquella maldita tarde de mayo y seguiremos honrando su memoria.
Y por último, que mientras haya personas dispuestas a luchar por Lorca tendremos motivos para la esperanza.
Por todo ello, y con el fin de que la Historia no lo olvide, descubrimos hoy esta placa que desde la Plaza de España, corazón de Lorca, y desde el Ayuntamiento, la casa de todos los vecinos, lo evocará para la posteridad.
Para que cuando pasen las décadas y los siglos, los lorquinos de mañana puedan mirar esta sencilla lámina y recordar que todos nosotros, juntos, unidos por un fin común, lo logramos. Que no fuimos quienes sufrieron el 11 de mayo, sino quienes levantaron Lorca de nuevo. Y lo recuerden para que, a lo largo de la Historia, se siga honrando esta hermosa ciudad y su memoria. Nuestros vecinos y nuestra historia. Lorca, simplemente Lorca.
Muchas gracias.