El concejal de Deportes del Ayuntamiento de Lorca, Francisco Montiel, inició anoche las fiestas de Zarcilla de Ramos con un pregón en el que destacó “que no se trata sólo de una pedanía de Lorca, sino que es una tierra muy especial por su extensión y por el carácter cordial de sus vecinos”.
El edil comenzó haciendo un repaso por la historia milenaria de Zarcilla, partiendo desde la cultura del Argar, pasando por el dominio romano o el periodo musulmán hasta llegar a la actualidad y lo que hoy es Zarcilla, y continuó agradeciendo la confianza que han depositado todos los vecinos en él para afrontar “la ilusionante labor de realizar el pregón de unas fiestas tan especiales”.
Montiel explicó a los asistentes la razón que le une tanto a Zarcilla, remontándose a su infancia y recordando “los veranos en las calles y los campos de esta pedanía”, así como “el recuerdo de una infancia con baños en las pesqueras y partidos de fútbol en la era”. Además, inmortalizó el escenario de la Zarcilla haciendo un recorrido por los lugares encantadores de esta tierra como el río Turrilla, el Luchena o el Rincón de los Carranzas, “que permiten crear aventuras y disfrutar a los niños más inquietos”.
El pregonero recordó las fiestas antiguas, rebosantes de encanto y buenos momentos, ensalzando el tradicional cine de verano y el recuerdo de los vecinos que han sido siempre el motor de los festejos, organizando y buscando con qué sorprender en cada celebración.
No faltaron los elogios por parte del concejal para los amigos que “por desgracia ya no se encuentran entre nosotros como Miguel y Angelina o Mariquilla”. Igualmente quiso insistir en la presencia de otras personas que forman parte de la historia de la Zarcilla como “El Guarda o Agustín Casicas”.
Francisco Montiel finalizó su intervención manifestando que el momento más importante de las fiestas, el más emotivo, es “la procesión en la que la Virgen de la Piedad, Patrona y Madre, recorre las calles de la Zarcilla, acompañada por el sentir de los hombres y mujeres, mientras recorren la alfombra floral tan hermosa, nacida del saber hacer y de las pacientes manos de las mujeres zarcilleras”. Por último, terminó el pregón lanzando al viento los tradicionales vivas a la Virgen de la Piedad y a Zarcilla de Ramos.