Juan García Corbalán, presidente de la Comunidad de Regantes "Campo Alto", que engloba a los agricultores de las pedanías lorquinas del norte, ha denunciado los "serios obstáculos" que está planteando la directiva de la Comunidad de Regantes de Lorca para evitar que esta zona cuente con los recursos hídricos necesarios para garantizar su producción.
La Comunidad de Regantes Campo Alto engloba a 300 comuneros de las pedanías del norte de Lorca. Son pequeños productores que suman poco más de 400 hectáreas de secano, vinculadas en su mayor parte a la agricultura ecológica, donde el cultivo de almendros, olivos, vid y plantas aromáticas supone el principal sustento económico de una zona poblada de antiguos emigrantes en Francia. Cuentan con poco más de medio millón de metros cúbicos que provienen de la depuradora de la zona y de un par de pozos altamente salinizados. En un informe de Mayo de este año, la Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) constató en un informe el "riesgo cierto e inminente" de pérdida de explotaciones en las Tierras Altas. De hecho, en el último año la sequía ha acabado con más del 50% de la cosecha de almendra en esta zona y la situación del arbolado es "calamitosa", según denunció el presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Murcia, Miguel Padilla.
A pesar de la dura sequía, a los agricultores de Campo Alto se les ha negado la toma de 100.000 m3 de agua del cercano río Turrilla. Tampoco se ha autorizado la concesión de 630.000 m3/año del Luchena, por oposición de la Comunidad de Regantes de Lorca, que reclama para sí su explotación como "derecho histórico", a pesar de haber formulado sus alegaciones fuera del periodo de información pública y al margen del procedimiento legalmente establecido en el Reglamento del Dominio Público Hidráulico.
Por eso, los agricultores de Campo Alto vieron el cielo abierto en la utilización de una parte de las aguas del "Canalillo", que proceden de un manantial conocido como Galería del Cabezo de la Mina, situado en La Paca. Se trata de un máximo de 250.000 metros cúbicos anuales con la que los comuneros sustituirían la extraída de los pozos que, con una elevada concentración de sal, está quemando sus cultivos. De ahí también querrían suministrar recursos hídricos a los ganaderos de la zona, que ahora desplazan su cabaña a lo largo de cinco kilómetros para que unas 8.000 cabezas de ganado puedan apagar la sed en las inmediaciones del manantial. No son los únicos animales que sufren estrés hídrico. García Corbalán y algunos de sus compañeros, recorren habitualmente los parajes de la zona para abastecer pequeños abrevaderos en los que pueda beber la fauna autóctona y garantizar, así, su supervivencia.
La utilización de las aguas del Canalillo no afecta al acuífero Mingrano, situado en el cercano paraje de El Rincón, ni a la masa de agua del pantano de Valdeinfierno, del que también se nutre la Comunidad de Regantes de Lorca, ni supone afección alguna a otros aprovechamientos ya existentes y legalizados. Así reza en el informe de la Comisaría de Aguas de la CHS que ha concedido su uso a Campo Alto solo hasta el 31 de Diciembre de este año. Una pequeña infraestructura hídrica que llevaba abandonada desde 1973 y que los agricultores de La Paca han limpiado, reconstruido y acondicionado. También han pagado a escote los más de 25.000 euros de multas acumuladas durante los últimos dos años por un uso que, nuevamente, reclama la Comunidad de Regantes de Lorca. En ese tiempo también han visto como, hasta en dos ocasiones, se comprobaba minuciosamente su perímetro de riego por denuncias de ésta. "La última vez hasta los técnicos se reían de lo absurdo de la situación", explica el presidente de los comuneros de las Tierras Altas. "Desde luego no somos nosotros los que cultivamos fuera del perímetro, incluso en poblaciones limítrofes, ni los que le hemos esquilmado el agua a los pueblos de la zona por la apertura de pozos ilegales", asegura García Corbalán.
"Solo pedimos la misma solidaridad que los dirigentes de la Comunidad de Regantes de Lorca o que los del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura exigen a los castellano-manchegos", manifiesta García Corbalán. "No está legitimado para exigir solidaridad quien se niega a practicarla entre vecinos de un mismo pueblo", asegura, para añadir que "nosotros queremos el agua para que todos los agricultores, los de secano y también los de regadío, podamos vivir dignamente de nuestro trabajo".